El Gritón: Voz revolucionaria

martes, 3 de septiembre de 2013

IMPUNIDAD: MADRE DE LA CORRUPCIÓN Macario Sandoval (*)

No existe corrupción sin complicidad de otros, para que exista delito que se pueda calificar de dolo contra la cosa pública o privada, necesariamente debe  haber  componenda o participación de otros que son parte hasta por omisión de ese flagelo que históricamente ha corrompido a gran parte de la humanidad. Pues bien, de vez en cuando, cada cierto tiempo la sociedad reacciona y reclama controles y castigo para aquellos sujetos a quien habiéndosele dado confianza de  administrar recursos o bienes públicos o privados se han aprovechado para hacer de las suyas en beneficio personal, familiar o grupal y por supuesto en detrimento de la Hacienda Pública o de la contabilidad o patrimonio  privado.
¿Por qué si  el delitos de corrupción es una antiquísima  enfermedad de las sociedad, por que razón la propia sociedad no le ha buscado el antídoto capaza de acabar con élla?
En mi criterio creo que la cultura de la corrupción ha sido más convincente que las propias medidas o leyes que el propio hombre ha concebido como medio de atemorizar al sujeto social para que éste,  evite corromper su dignidad. Es decir, los códigos o leyes como se les quiera llamar,   han sido y son muy permisivos, por un lado las llamadas leyes anticorrupción, a la vista de los hechos son muy endebles, (alcahuetas diría yo), ya que  personas que al final de cuentas son halladas culpables del delito de corrupción, las penas son exiguas y si además de eso,  el imputado acepta su culpa, la sentencia en tiempo es irrisorio. Por eso vemos personas que habiendo sido juzgadas y condenadas por corrupción pública o privada de la noche a la mañana andan por ahí (como si nada), en presentación o libres por haber cumplido el corto tiempo la irrisoria sentencia.
En verdad la impunidad, tiene mucho que ver, con la epidemia conocida como corrupción, donde personas (creo que no se les puede llamar ciudadanos) que parecen involucradas en el lodo de la corrupción, quizás porque en su cerebro esta el mensaje de la anti-ética  que les dice:-“ quien no robe o se apropie de cosas públicas o privadas es un pendejo (…) de lo contrario sus más allegados y supuestos amigos, le calificaría de bolsa” ; reflexión inmoral que viene reforzada por  el hecho que a la gente le parece que aquí no se castiga la corrupción, sino que por el contrario se le estimula y hasta se hace ver como una vivezas criollas, propias del gentilicio venezolano.
En este orden, la familia, la escuela y  leyes que junto a jueces con probidad, a quienes no les tiemble su conciencia jurídica para aplicar  nuevos códigos que nacerán de la iniciativa habilitante que está solicitando el Primer Magistrado del Poder Ejecutivo de la República, donde entre otras cosas se debe:-“establecer pena máxima de 30 años y confiscación de todos los bienes que posea el criminal reo juzgado por corrupción, así como su inhabilitación política y administrativa de por vida”. De no ser así, de nada serviría la habilitante y  articulado que surja de este debate político jurídico que la Patria ha  esperado y exigido durante más de 200 años de República.
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(*)Miembro PSUV-Táchira

La prioridad de Obama: ¿Siria, Egipto o Iran?

Nazanín Armanian*
 
En una reunión celebrada el 31 de julio en Moscú entre Vladimir Putin y el ex embajador de Arabia Saudí en Washington, el príncipe Bandar Bin Sultan (apodado Bandar Bush, por siniestro), éste le ofrece comprar hasta 15 millones de dólares en armas rusas y una cooperación en materia de hidrocarburo, debilitando al rival qatarí, si el Kremlin retira su apoyo a Bashar Al Assad. Ante la rotunda negativa del líder ruso [que, de paso envía el mensaje de que Moscú no traiciona a sus aliados, como lo hizo Washington con Saddam, los talibán, o Gadafi], Bandar afirma que entonces la opción militar es la única que queda para Siria….y de repente vuelven las armas de destrucción masiva usadas por Damasco. Algo inverosímil justo cuando un equipo de 20 inspectores de la ONU se encontraba allí buscándolas. Moscú afirma tener pruebas de que dos misiles empapados de sustancias químicas fueron lanzados por los rebeldes a la periferia de la capital siria. Aun así, no se debe descartar la implicación del sector duro del gobierno de Assad, cuyo fin no sería otro que sabotear las negociaciones en curso con los rebeldes.
 
La coalición compuesta por los republicanos estadounidenses, Israel, Turquía y Arabia Saudí, fuerza a Barak Obama a dar un salto cualitativo -de pasar de la intervención vía apoyo logístico a los rebeldes – a una agresión militar directa. Mientras, el presidente de EEUU evalúa, en voz alta, los costos y los beneficios que aporta tal agresión, sin la autorización del Consejo de Seguridad de la ONU,  y los “intereses nacionales a largo plazo”. Obama cuelga el disfraz idealista para emplear el Realpolitik sincero, puro y duro. Esos intereses mandan que Washington se limite a exhibir sus buques y misiles, mantenido a Assad en el poder, ya que la situación actual, en la que los rivales y enemigos de Israel se entretienen en una larga guerra de desgaste, es la mejor opción (Siria es una trampa). Tras la conquista de Libia por la OTAN, EEUU ya controla todo el levante mediterráneo, donde Siria no representa ninguna amenaza.
 
Irán advierte de las consecuencias de una guerra contra su aliado, y recomienda la vía diplomática para salir de la crisis de este país, y el propio Assad, que ha prometido convocar elecciones libres en 2014, amenaza convertir Oriente Próximo en más infierno. EEUU se enfrentaría a la artillería de Assad, a la de Rusia, Irán, Hizbolá y aquellos yihadistas que se enfadan cuando se ataca a un país musulmán.
 
Obama no es Shivá, la deidad india de cuatro manos que le permitan atender al mismo tiempo a  varias exigencias, y debe administrar los recursos de que dispone además de cuidar su imagen. En una jerarquía de prioridades, Siria está al final, sobre todo cuando las negociaciones de Ginebra estaban avanzando. Otra cosa es llevar ante los tribunales internacionales al criminal que ha utilizado estas y otras armas contra los civiles.
 
¿Para qué atacar a Siria?
 
Obama está siendo arrastrado por los wahabitas de Arabia, que tras poner fin a la hermanomusulmanización de Egipto y simbólicamente en toda la región, van  a por Irán, reduciendo su influencia regional, vía derrocamiento del Gobierno de Assad. Temen, como Israel, que con el presidente Hasan Rohani, defensor de la transparencia en el programa nuclear iraní y con firme voluntad de alcanzar un acuerdo diplomático con Occidente al respecto, se relaje la enemistad entre Washington y Teherán. Obama necesita la cooperación de Irán para mantenerse en Irak y Afganistán. Lo de Siria huele a un gran sabotaje, al igual que ha sido  la resolución del Congreso de EEUU en junio, de endurecer las sanciones contra Irán, justo cuando Rohani y su bandera del “cambio” en el programa nuclear triunfaban en la república islámica.
 
Lo cierto es que, hoy por hoy, nadie puede ganar en Siria, ni siquiera EEUU. El pulso entre media docena de países que operan directa o indirectamente en aquel escenario neutraliza cualquier plan no consensuado.
 
Un ataque a Siria hoy tiene menos costes políticos (sin contar con una reacción de Irán) para Obama que hace dos años. El presidente puede recurrir a una operación “quirúrgica” utilizando el asesinato selectivo de Assad, un golpe de Estado contra él, o un bombardeo copiando el modelo de Kosovo de 1999 …. Si no ha recurrido a estos métodos hasta ahora es por temor a que el día después los islamistas -financiados por Arabia y Qatar- llenen el vacío del poder. Las billonarias ayudas que han inyectado a la oposición derechista siria no han conseguido inclinar la balanza a su favor.  Y la Administración Obama,  tras las experiencias de Irak, Afganistán, Libia y Egipto ha escarmentado: los islamistas, además de  desagradecidos, llevan adelante su propia agenda. ¡EEUU confiesa no saber “quién es bueno y quién malo” en el terreno sirio, y aun así quiere lanzar una guerra!
 
Egipto, controlado
 
Mohammed  Mursi no fue un Evo Morales egipcio, comprometido con firmeza con la causa de los desheredados; y la Casa Blanca ya cree que la situación del país africano tras el golpe militar ha vuelto a la normalidad, e incluso puede restaurar el viejo orden mubarakiano. ¡Cualquier parecido de esta operación con la de «TP-AJAX» de la CIA en el Irán de 1953, es pura coincidencia!  TP hacía referencia al Tudeh Party (partido comunista) y AJAX era el nombre del famoso detergente. Una limpieza de toda la oposición al neocolonialismo.
 
Antes del golpe, la asesora de la Seguridad Nacional de EEUU, Susan Rice, había aconsejado a Mursi  renunciar a su cargo. Él lo rechazó. Pregunta: ¿tuvo algo que ver el cierre de 22 embajadas de EEUU en la zona con el golpe de Estado pinochetiano que se estaba gestando en Egipto, semanas antes?  Quedará para la historia el derrocamiento del primer presidente elegido del mundo árabe, por una nueva generación de golpes “democráticos” de Estado, y que más de un gobernante –desde Túnez hasta Turquía, Irak y Afganistán-debe poner su barba a remojar.
 
No habrá el peligro de una guerra civil. Los Hermanos Musulmanes  son conscientes de que la única forma de tomar el poder es llevarse bien con los generales y con EEUU. En caso de que un sector de la Hermandad se radicalice, la guerra sería librada en el desierto de Sinaí, donde el Ejército –¡perdón! el consorcio armado de empresarios mafiosos y corruptos- podrá mostrar sus dotes de la lucha “anti espantapájaros terrorista”. Así aplastará al movimiento progresista egipcio y de paso conseguirá un trato especial con Washington, el mismo que gozan los generales israelíes. EEUU no ha podido contar con la lealtad de las castas militares ni pagando millones de dólares. En Israel, Obama ha sido incapaz de influir sobre las políticas de Tel Aviv, ni siquiera en el avance de los asentamientos. O en Pakistán, donde su gobierno cierra los ojos ante la quema de los convoyes de la OTAN que transportan agua y bocadillos a Afganistán.
 
En caso de que la actual junta militar no sea capaz de establecer el orden, no se descarta un “golpe” de los oficiales moderados que cierre la era sangrienta de los generales veteranos, y así alargue la esperanza del pueblo de que algún día llegue pan y libertad.
 
El principal interés de Obama en Egipto es el tratado de paz con Israel y mantenerlo en la órbita de la economía de mercado. Lo cierto es que a ninguna fuerza egipcia le interesa estar en tensión con el país vecino, ya que el país es rehén del FMI y otras instituciones financieras.
 
Sin embargo, la tierra egipcia volverá a temblar por la vitalidad de su sociedad civil y por la marcha de millones de hambrientos en un país que se está quedando sin alimentos.
 
Irán, la prioridad
 
Obama debería saber que un ataque a Siria acabaría con las posibilidades de llegar a un acuerdo nuclear con Irán, su principal desafío. Fortalecería el núcleo duro de los Guardianes Islámicos que tachan de ingenuo a Rohani, como lo fueron Saddam y Gadafi, derrocados siendo aliados de EEUU y sin armas de destrucción masiva. Además pondría en peligro la vida de miles de soldados de la OTAN en Afganistán e Irak, sólo para empezar.
 
Irán, tras romper con Hamas, ha dejado de  ser el principal defensor de los palestinos. Y hoy el petróleo iraní tiene menos importancia para Washington que su rol en el equilibrio de poderes en la región como contrapeso a Arabia e Israel, de los que Obama se ha distanciado. Que la CIA, 60 años después, reconociera (sin disculparse) su participación en el golpe de Estado de 1953 contra el gobierno de Mossadeq ha sido interpretado por Irán como un gesto para mejorar las relaciones bilaterales.
 
Obama prometía ser un líder creativo, dinámico y con una visión realista del lugar de su país en el mundo. Sus bandazos,  una política exterior desordenada y caótica, impiden que otros actores regionales solucionen sus propios problemas. Lo único que ha hecho es armar a los grupos terroristas fundamentalistas en Libia, Yemen, Irak o Siria. Sin una estrategia definida y sin conocer la realidad de esta región, Obama es arrastrado por mandatarios de otros países que le sacan de una guerra para meterle en otra, por sus propios intereses.
 
Aquí, el péndulo del Caos no para de recibir impulsos.
 
*Nazanín Armanian es iraní, residente en Barcelona desde 1983, fecha en la que se exilió de su país. Licenciada en Ciencias Políticas. Imparte clases en los cursos on-line de la Universidad de Barcelona. Columnista del diario on-linepublico.es

Maduro envió carta a Obama por la paz en Siria



Foto archivo  

Caracas, 01 Sep. AVN.- El presidente de la República, Nicolás Maduro, envió a su homólogo de Estados Unidos, Barack Obama, una carta de paz en nombre Venezuela y de "las voces independientes que amamos la Humanidad".

A través de su usuario en la red social twitter, @NicolasMaduro, el jefe de Estado escribió: "Acabo de enviar carta de paz al presidente Obama en nombre de nuestra patria y de las voces independientes que amamos la humanidad. ¡Paz, paz!".

A continuación, el texto escrito por el mandatario venezolano a su par estadounidense:

En nombre del pueblo del Libertador Simón Bolívar y del comandante Hugo Chávez, me dirijo a usted en defensa de la causa de la paz y como enemigo acérrimo de la guerra. Esta carta quiere llamarlo a la reflexión con respecto a la injusta, nefasta y aterradora posibilidad de una intervención militar estadounidense contra el pueblo de Siria.
Estas líneas no tienen otra intención, presidente Obama, que la de acompañar el clamor de los pueblos por un mundo en el que la paz sea la forma cotidiana de entendernos entre hermanos y hermanas. Hago mías, enteramente mías, estas hermosas palabras del Libertador Simón Bolívar: "La paz será mi puerto, mi gloria, mi recompensa, mi esperanza, mi dicha y cuanto es precioso en el mundo". En el mismo sentido, se trata de seguir el camino que nos muestra Jesús de Nazaret en aquella hermosa bienaventuranza: Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Tras aquel importante encuentro que tuvieron el secretario de Estado John Kerry y nuestro canciller Elías Jaua en ocasión de la 43ª Asamblea General de la Organización de Estados Americanos, celebrada en la ciudad de Antigua, Guatemala, expresé lo siguiente: Puede haber relaciones de respeto con el gobierno de Estados Unidos, relaciones en términos de igualdad... Nuestras diferencias las podemos procesar. Es este mismo espíritu el que hoy me lleva a dirigirme a usted, con el ánimo de que más allá de las diferencias, unamos esfuerzos para que nunca más vuelvan a repetirse expedientes tan desastrosos como los de Irak, Afganistán o Libia. En especial, yo quiero ser portavoz del sentir de millones y millones de personas en Nuestra América y en todo el mundo que, a través de las redes sociales y de tantos otros medios, piden el cese de las hostilidades, así como la no intervención militar de potencias extranjeras en la República Árabe Siria. Tal intervención militar sería desastrosa para toda la región del Mediterráneo del Este, lugar de encuentro de los caminos históricos de nuestra civilización.
Al referirse a Bush y a los halcones del Pentágono, Susan Sontag, esa gran conciencia estadounidense y universal, decía con punzante ironía: "Porque ellos siempre tienen razón. Para ellos, demostrar el poderío americano es bueno en sí mismo. Daría igual si no capturaran a Saddam Hussein, daría igual si no apareciera nunca ninguna de las armas que atribuían al anterior régimen iraquí: la guerra estaba justificada porque sí, y punto. En vísperas de la invasión estuvieron jugando con cuatro o cinco excusas y, al final, optaron por lo de las armas de destrucción masiva. Si el presidente no acababa con Saddam Hussein, incumplía su mandato constitucional de proteger al pueblo de Estados Unidos. No se podía dar un día más a los inspectores de Hans Blix. La situación requería una intervención de urgencia porque los misiles nucleares iraquíes apuntaban ya a nuestras ciudades...". Como usted bien lo sabe, se trataba de una farsa montada pero que trajo como consecuencia la destrucción de Irak y le costó la vida a un millón de iraquíes. Todo lo que dice Sontag es perfectamente aplicable a Siria aquí y ahora: la farsa se está repitiendo punto por punto. Una vez más, la guerra inmoral y criminal se justifica porque sí, y punto.
Por cierto, en el día de ayer, la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) celebró su VII Cumbre en Paramaribo, República de Surinam: el bloque suramericano emitió una declaración conjunta fijando posición sobre Siria. Me permito llamar su atención sobre este documento que condena las intervenciones externas que sean incompatibles con la Carta de Naciones Unidas. al igual que rechaza el desarrollo de estrategias intervencionistas de todo tipo.
Haga memoria de sí mismo, presidente Obama, recuerde de dónde viene; recuerde sus raíces afroestadounidenses. Recuerde los luminosos ejemplos de dignidad de Malcom X y de Martin Luther King en los que usted se formó y que lo llevaron a luchar por un destino mejor. Recuerde sus orígenes: recuérdese como aquel joven líder y luchador social de Chicago. Recuerde que se opuso frontalmente a la guerra contra Irak y rechazó todo el tejido de mentiras con la que se pretendió justificarla.
No desoiga el redoble de conciencia de estas palabras de Malcom X que tienen plena vigencia: "Y si esos pueblos de esas diferentes regiones empiezan a ver que el problema es el mismo problema, y si los 22 millones de norteamericanos negros vemos que nuestro problema es igual que el problema de los pueblos que están siendo oprimidos en Vietnam del Sur y en el Congo y en América Latina -pues los oprimidos de la tierra constituyen una mayoría y no una minoría-, entonces afrontamos nuestros problemas como una mayoría que puede exigir y no como una minoría que tiene que suplicar". Inspirándome en el espíritu y la letra del hermano Malcom, quiero transmitirle una firme convicción: hoy somos millones de hombres y mujeres de todo el planeta quienes asumimos el derecho a exigirle que deseche definitivamente la posibilidad de una aventura bélica contra el noble pueblo de Siria. Como cantaba el inmenso John Lennon: Todos hablamos de darle una oportunidad a la paz.
"¿Sabe Obama que está luchando en el bando de al-Qaida?". Así se titula un esclarecedor artículo de Robert Fisk publicado recientemente en The Independent. Dice Fisk: "Habrá algunas ironías, por supuesto. Mientras que los estadounidenses liquidan a golpes de drone a los miembros de al-Qaida en Yemen y Pakistán –junto, por supuesto, al habitual grupo de civiles–, los mismos estadounidenses le facilitarán, con la ayuda de los señores Cameron, Hollande y el resto de pequeños generales-políticos, asistencia material en Siria para golpear a los enemigos de al-Qaida. De hecho, puede usted apostar su último dólar a que el único objetivo que los estadounidenses no van a bombardear en Siria será al-Qaida o el frente Nusra. He allí el peligroso mar de contradicciones en la que la política internacional estadounidense ha caído".

Me permito preguntarle con angustia, presidente Obama, a la luz de la reflexión de Fisk:¿usted va a declarar y desencadenar una guerra para favorecer la llegada al poder de al-Qaida en la República Árabe Siria?

Que el pueblo sirio dirima por sí mismo sus conflictos bajo el sagrado derecho a la libre determinación que inviste a todas las naciones soberanas; que salgan de Siria todas las fuerzas mercenarias que ya han causado tanta destrucción y tanta muerte.

Como decía el propio comandante Chávez, se trata de un nuevo Armageddon. En un mundo bajo la amenaza cierta de la guerra permanente, nadie está a salvo. ¿Ése es el mundo que usted quiere? ¿Un mundo donde impere la paz de los cementerios?

En esta hora de decisiones cruciales, nos preguntamos con Howard Zinn: ¿No deberíamos pedirles a todos que olvidaran por un momento sus inflamados discursos e imaginaran lo que significará la guerra para unos seres humanos cuyos rostros no llegaremos a conocer, cuyos nombres no aparecerán sino en algún monumento futuro de la guerra? Nunca será suficiente lo que hagamos en procura de la paz duradera y la estabilidad de cualquier nación del planeta, porque el bienestar de un pueblo nos enaltece mientras que su dolor nos rebaja a la inhumanidad más vil.

Nosotros, desde el amor por la paz que cultiva el pueblo venezolano, rechazamos la guerra y decimos no a las bombas, la desolación y la muerte. Esa es nuestra esperanza, la misma que alentó el alma de Martin Luther King cuando dijo: "Si supiera que el mundo se acaba mañana, yo, hoy todavía, plantaría un árbol". Este árbol es el mismo que deseamos que florezca en estas horas tan tensas y aciagas.
Yo aspiro y espero que el llamado que le he hecho en esta carta, señor Presidente, no caiga en el vacío; 
yo aspiro y espero que usted rectifique y proceda a detener a la maquinaria bélica que ya se ha puesto en marcha; yo aspiro y espero que usted haga cesar el redoble fúnebre de los tambores de la guerra sobre Siria. 

Pido a Dios porque así sea.

¡¡¡Por la paz en Siria y en todo el mundo!!!,

¡¡¡No a la Guerra!!!,


Nicolás Maduro Moros
¡¡¡Chávez vive, la patria sigue!!!

AVN 01/09/2013 16:44