Tal vez todo sea por mera coincidencia de esa misteriosa fuerza
que obra sobre los hombres y sucesos que damos por llamar destino, pero
una muy buena parte de los grandes acontecimientos de nuestra patria, que han
marcado la historia de la República, han ocurrido en el mes de
abril. Me refiero particularmente a la primera acción por la emancipación
de Venezuela, que se llevó a cabo en los días de abril del año 1810. Inicio
glorioso de una etapa dentro de las luchas revolucionarias por la consecución
de una patria libre y soberana. El 19 de abril, además sirvió de ejemplo al
resto de países latinoamericanos para que imitara el gesto hermoso de
nuestra patria.
Desgraciadamente también fue en un mes de abril que las fuerzas
más reaccionarias se conjugaron para destruir una bonita experiencia
político-económica y social que, privilegiando al pueblo, había logrado avanzar
en la superación de una serie de males que lo habían sumido en la miseria y en
la pobreza. Los eventos de los días 11 y 12, momento en que fue depuesto
el líder supremo de la revolución, vimos insurgir los colmillos de
aquellos que como hienas hambrientas querían destruir todo vestigio que
tuviera relacionado con el proceso revolucionario; pero además observamos como
iniciaron una persecución espantosa contra algunos de sus líderes
fundamentales, sin respetar los derechos humanos y ciudadanos; pero también
pudimos ver el día 13 y 14 de abril de 2002, la reacción de
un pueblo, que sin la concertación de una convocatoria, se echó a la calle
pedir la vuelta de su máximo líder, quien para ese momento se encontraba
secuestrado y en poder de un grupo de militares traidores. Esa reacción y
esa presencia del pueblo en la calle revirtió el orden de los acontecimientos,
así como salvar la vida del Comandante Presidente Hugo Chávez Frías.
Ahora de nuevo nos enfrentamos a una acción descarada de los mismos
personeros, que habiendo sido perdonados por Chávez, vuelven de nuevo por sus
fueros cometiendo toda clase de barbaridades y atrocidades contra un
orden que le ha permitido y garantizado sus derechos políticos y ciudadanos en
un estado pleno de democracia.
Por Carlos Moncada
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