Carlos
García.
En
varios artículos del escritor Luis Brito García, ha venido denunciando,
insistiendo de manera crítica, abierta y directa, el enorme daño que ha hecho y
continúa haciendo la burocracia ineficiente que atiende al público en las
labores de gobierno, administración pública y servicios a la comunidad.
(Oficinas públicas de los ministerios, Gobernaciones y Municipalidades,
Bancos del estado, servicios agrícolas, etc.) Incluso en los servicios
automatizados a través de internet, que no son controlados permanentemente y
por ello nunca o casi nunca abren para que los usuarios ejecuten una operación
administrativa, legal, bancaria, informativa. Y a esto agreguemos la labor de
sabotaje de los manejadores de internet y las redes sociales.
La
burocracia entendida como ejército de servidores públicos desde los diferentes niveles del gobierno, que
ejecuta su papel con eficiencia, con conciencia y con pertinencia, es necesaria
en cualquier sistema de gobierno en el mundo, Pero, cuando esa burocracia se
convierte en elemento ineficiente, de corrupción e incumplimiento de labores
asignadas, se hace parasitaria y enemiga de cualquier proceso de transformación
o de cambio revolucionario, como está sucediendo en nuestro país con una
porción muy importante de funcionarios y funcionarias de la burocracia convertida
en mafia corrupta, ineficiente y contrarrevolucionaria.
Pero,
antes de condenar o absolver esta burocracia ineficiente, tratemos de encontrar
las causas de su actitud en la prestación del servicio o en la ejecución de la
labor que le ha sido asignada, Esta burocracia viene en gran masa de la cuarta
república, mantiene los vicios que adquirió allí y que nunca se le corrigieron
debido al clientelismo electoral y a la ineficiencia de los gerentes
cuartarepublicanos, que no tenían ningún interés en mejorar las condiciones del
país. Esta burocracia en buena cantidad de casos se mimetizó detrás de la
Franela y la boina rojas y de los gritos de ¡viva Chávez!, pero nunca intentó
cambiar su conducta para servir al pueblo. Y ha venido siendo aupada por la oposición
en varias formas, entre las que resalta el tenerlas como quintacolumnas
contrarrevolucionarias y mantenerlas en los cargos por tráfico de influencias y
por el cuento de la inamovilidad laboral, cosa que en las zonas donde la
oposición es gobierno no han respetado contra los chavistas. Y lo grave del
caso está en el papel desempeñado por los órganos del partido (PSUV, Polo
Patriótico) para, al menos, intentar formarlos política e ideológicamente en la
estrategia de la revolución. Allí debía estar funcionando la contraloría
social, pero esta tampoco existe ya que nadie se ha ocupado de orientar,
organizar y movilizar al pueblo. Y la “gran obra” se corona con laureles con la
permanente, sistemática y bien establecida guerra mediática para desprestigiar
al gobierno revolucionario y generar matrices desestabilizadoras y golpistas
hacia la intervención del imperialismo yanqui.
Y
resulta que los trabajadores de la burocracia, que están realmente
con el proceso bolivariano, han caído en los mismos vicios de la ineficiencia y
el burocratismo porque nadie se ha preocupado por su organización y formación
ideológica y política, por inculcarles conciencia de servicio y trabajo
revolucionario, colectivo y de progreso. Esos funcionarios pueden ser
arrastrados hacia la derecha fascista a través del engaño, la manipulación
mediática, la guerra de cuarta generación o guerra silenciosa.
Al
parecer, al menos en Jáuregui, el partido sólo se ha ocupado de alguna
movilización, bastante tímida, de la gente para los momentos electorales, sin
responder con fuerza arrolladora, con hechos e ideas la campaña oposicionista
de desprestigio del proceso bolivariano, campaña anticomunista, xenofóbica
(anticubana, anticolombiana, etc.) absolutamente reaccionaria, de defensa de
los intereses de la clase burguesa, dueña de los medios de producción,
explotadora de la fuerza de trabajo del pueblo, enemiga del pueblo a quien
considera tierrudo, pata en el suelo, bruto, ignorante e incapaz de gobernarse
a sí mismo. Quien con el cuento de la defensa de los intereses del pueblo,
busca que el pueblo le defienda sus intereses de explotación. Esto está
totalmente amparado por la campaña mediática (Radio, Tv, Prensa, redes
sociales.) como operación sicológica que define muy bien Malcom X cuando afirma: “Si no estás prevenido ante los Medios
de Comunicación, te harán amar al opresor y odiar al oprimido”. Y agreguen a esto el papel bien
definido de la Jerarquía Católica, (No la Iglesia Católica como
Asamblea de fieles, comunidad religiosa) que en buena parte, incluso en el
nivel parroquial ha tomado, como siempre, la causa de los poderosos, contra la
enseñanza del evangelio de la opción por los pobres.
Si
Chávez llamó en muchas oportunidades a la crítica y autocrítica, al golpe de
timón, y Maduro, en esa misma línea, está planteando y ejecutando la
“revolución en la revolución”: no entendemos qué le pasa a los y las
responsables del partido (particularmente en Jáuregui y Táchira) que nada hacen
por sacudirse la modorra que es ineficiencia y por tanto contrarrevolucionaria.
Chávez lo señaló claramente: EFICIENCIA O NADA”.
De continuar así, sentados a la
puerta de la casa, veremos pasar el cadáver de la revolución.
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