PERDÓN PARA QUIENES SE ALEGRAN DEL DOLOR Y
TRAGEDIA DE OTROS.
Por Macario Sandoval.
Hay situaciones o cosas que son muy de uno, y por ser así se quedan
rabiando en lo más adentro de cada quien, y aún que ello es respetable, creo
que no debieran situaciones de esas, quedarse como secretos en el
corazón de esa individualidad, ya que situaciones como esas hacen daño a
la salud espiritual de quienes soportan en sus adentros esas
emociones negativas, de allí que en mi criterio, por el
contrario a veces es saludable, decirlo, mejor dicho contarlo para que lo
negativo escape y no siga haciendo daño.
Razón tengo o quizás necesidad de narrar exactamente el
instante en que me llegó la infausta noticia de la desaparición física de
nuestro añorado y amadísimo líder de La Patria comandante Presidente Hugo
Rafael Chávez Fría.
Recuerdo que siempre tuve la esperanza que ese gallardo y excepcional
ser humano superaría en buena lid el trance por el que estaba
pasando. Solo en la noche del día lunes 4 de marzo, cuando el ministro Villegas
dio aquel parte médico diciendo que se había agravado su estado respiratorio
pensé:-“coño está jodido el presidente”.
En la madrugada del martes viaje a San Cristóbal, a mi trabajo en sede
de Misión Sucre; fue un día un tanto agitado; en la tarde regrese al terminal
eran las 4, la buseta salió a eso de las 4:45 pm. A la
altura de Táriba leí mensaje de un “chácaro” quien preguntaba.-“que
estaba sucediendo que habían mucho rumores”. A quien le escribí:-“Él está
atravesando por un momento muy difícil, solo su temple de ser excepcional lo
mantiene luchando por su vida, que pudo haber sido contaminada por el criminal
enemigo del norte. Elevemos canticos de amor y unión por la memoria siempre
viva del presidente Chávez (5:13 pm)". Igualmente reenvié el
texto a mi esposa y a mis hijos.
La buseta rauda paso por Cordero, sin que me percatara, iba
adormitado cuando de repente la mirada de unas señoras conocidas me informaron
que por la radio estaban anunciando la muerte del Presidente Chávez;
active mi teléfono y leí un texto que Decía-“ Estoy muy triste. Chávez muerto,”.
Aquello fue como un corrientazo, y sin que pudiera contener una
especie de berrido y llanto salió de mí. Un señor trato de consolar
mi estado de congoja; al tiempo que observe como una docente que
conozco, expresaba en su cara y mirada alegría, algo así como satisfacción, por
eso recrimine con mi voz entrecortada- “que desgracia ver personas
que se alegran por lo que está pasando a un ser tan noble y solidario”- ante lo
que ripostó una joven mujer de El Zumbador:-“ No saben lo que hemos perdido,
pero ya lo entenderàn lgún día” La buseta paró por un instante en un
restaurant de donde me trajeron un vaso de agua con azúcar .
Narrativa que hago, porque en verdad me indignó y dolió mucho, la
cara burlesca y de alegría de aquella docente, como si quien había
muerto le hubiese hecho algo malo a ella o a los suyos, cuando en verdad la
calidad de vida que han logrado en los últimos tiempos de una u otra forma se
lo deben al Presidente Chávez.
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