El Gritón: Voz revolucionaria

miércoles, 5 de junio de 2013

El partido es sólo directivos, o es el pueblo organizado para la Revolución?

Volvemos sobre la necesidad irrenunciable, intransferible y urgente de la activación del Partido (PSUV) y Polo Patriótico, en la conducción del proceso revolucionario junto a la clase trabajadora que es el pueblo y es el único que puede garantizar el triunfo del Socialismo, el Bolivarianismo, El Chavismo: que son una y la misma cosa.

Venimos sosteniendo, discutiendo, escribiendo, hablando sobre este tema en los términos de concebir al partido como la vanguardia de la revolución, incrustada en el pueblo, elegida por el pueblo, que junto a ese pueblo debe y deberá organizar, concientizar y movilizarlo en la práctica revolucionaria de todos los días, estando vigilantes y preparados contra las desviaciones, contra los errores, contra las mentiras de la burguesía y sus medios, contra los pactos espurios con el capitalismo. Contra las relaciones hipócritas con gobiernos burgueses y proimperialistas, contra el reformismo, el burocratismo, la corrupción, la inseguridad y contra todos los males que nos aquejan como pueblo soberano. En defensa, incluso hasta dar la vida, de la democracia participativa y protagónica, socialista, antiimperialista, anticapitalista; en pro de la unidad del pueblo y los pueblos latinoamericanos y del Caribe, por la conservación del medio ambiente y por la patria que hoy hemos conquistado. En suma defensa del Chavismo.
El partido no es, no puede ser un ente abstracto, un organismo burocrático, una organización piramidal, un instrumento de ascenso de unos cuantos a los cargos donde se administran bienes públicos, porque estaríamos continuando la vieja política de la cuarta república, que tanto daño nos ha hecho. El partido diseñado en los Estatutos del PSUV (Libro Rojo), es un partido de masas, de pueblo, organizativamente horizontal, con democracia interna, donde se formen los cuadros de la revolución, donde todos los militantes tienen los mismos derechos y deberes, donde no se conspire ni se formen sectarios, donde se planifique, se eduque, se forme, se organice, se movilice a todo el pueblo. Pero el Partido debe estar conformado por el pueblo, en permanente lucha con el pueblo. El partido tiene que ser pueblo/pueblo, no élites  que sirven de trampolín a unos cuantos para ascender en el campo burocrático de la administración gubernamental o gerencias de recursos humanos al más puro estilo del capitalismo burgués.
Alguien escribía “…el pez fuera del agua, muere, como el revolucionario fuera del pueblo se burocratiza, se transforma en cascada de prolongado verano y en disecado corazón de piedra. Se vuelve insípido. Pierde la sal de la tierra y el gusto por la vida ¿Cómo podemos entonces desenvolvernos “como pez en el agua” en el seno del pueblo?”
El partido no puede andarse por las ramas esperando desde siempre que le giren instrucciones “desde arriba” para ejecutar el papel que debe instrumentar en y con el pueblo, pues eso sería mantener la dependencia de  las cúpulas y  mantener el burocratismo de esas cúpulas que terminaron aisladas de la base popular. Pues el partido es pueblo y debe nutrirse del pueblo y no de las cúpulas autoritarias que fungen como líderes en contradicción con el verdadero partido. Esto no significa que se creen partidos autónomos en cada municipio, o parroquia o estado, no, esto significa que todas las organizaciones del partido están en la obligación de ejecutar los lineamientos que el pueblo les da a través de las asambleas, congresos y estatutos del partido. Cada momento exige estudio, análisis, participación, defensa, solidaridad y mucha praxis revolucionaria. No puede ser que los cogollos del partido, se “activen” solo para los procesos electorales, sólo para la competencia candidatural a Alcaldías, Cámaras Edilicias, Gobernaciones, Consejos legislativos, Asamblea Nacional y Presidencia de la República.
Dónde queda el papel del partido, como organismo popular, en la contraloría social al Gobierno en todos sus niveles?
Dónde se esconde la Crítica y autocrítica que permanentemente debe seguir la administración pública? Crítica y autocrítica que no sólo debe ser al papel burocrático y administrativo de recursos, sino al papel general que deben desempeñar los funcionarios públicos, los hombres y mujeres que militan en la revolución, en su comportamiento como revolucionarios, como seres humanos, como elementos solidarios, como humanistas

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