Es imposible hacer la revolución socialista
desde las cúpulas de un partido.
Entiéndase que las cúpulas no solo están a nivel nacional, sino también
a nivel regional y local.
Aparentemente se hacen esfuerzos por
“empoderar” al pueblo a través de los
concejos comunales y comunas principalmente, pero en estas también se enquistan
los grupos que quieren manipular intereses para asegurar prebendas y beneficios
individuales.
Desde mi humilde trinchera, esto es,
desde mi modesto punto de vista, considero
que para lograr un estado socialista no basta la Constitución Nacional
mejor redactada del mundo, no basta que el partido de gobierno tenga millones
de inscritos, no basta con crear educación y asistencia a la salud gratuita
para todos, ni la adjudicación de viviendas a precios irrisorios, ni pensiones
a las personas de la tercera edad. Lo
MAS IMPORTANTE DE TODO ES ERRADICAR LA MENTALIDAD CAPITALISTA DEL PUEBLO Y
CREAR LOS CIMIENTOS DEL SER SOCIALISTA.
Quiero decir, la formación del individuo que piense, actúe y luche en
función del mejoramiento colectivo de la comunidad en que vive, de la patria y
del mundo. Nuestro proceso de cambio ha
carecido, carece y seguirá careciendo de programas formales (cursos, talleres,
asambleas) de formación ideológica nivel
de barrios y comunidades populares y de la clase media, y de agresivas campañas
con el mismo fin a través de los medios de comunicación del estado, emisoras de
radio y periódicos y revistas comunitarios.
Hace falta crear “casas socialistas”, donde se promuevan los valores
socialistas, culturales y de identidad regional y nacional, la lectura, la
discusión el análisis. Como decían
algunos voceros del PSUV en un programa televisivo, No basta con asistir y
participar en las convocatorias electorales.
Los venezolanos y venezolanas que
hoy en día apoyan el proceso de cambio tienen que desechar de manera definitiva
la idea de enriquecimiento individual, de la superación exclusivamente personal
y egocéntrica, del consumismo desmedido, de las modas que nos manipulan, de los
autos lujosos y las rugientes motocicletas, de la posesión de mansiones, de la
música (o lo que tomamos por música) estridente, y de los excesos en el consumo
de alcohol, tabaco y drogas fuertes.
Tiene que inventarse la forma de
generar al venezolano y la venezolana que piense en los demás antes que en sí
mismo, en la protección del ambiente y de todas las especies que en ella
conviven, en la identidad nacional a través de la música propia, el teatro, los
deportes, la literatura (tanto la lectura como la escritura), la vida sana
(nutrición, ejercicios, excursiones) como forma de medicina preventiva. Necesitamos del individuo que respete las
leyes y las normas de buen ciudadano, que respete al otro conductor, al peatón
y a su vecino. Alguien que sacrifique su sueño y su tiempo para atender un
anciano enfermo o hambriento, para mejorar una escuela o un parque que necesite
atención; alguien que luche por su entorno y luego trascienda hacia el entorno
regional, si es posible nacional y, por qué no, mundial.
Si continuamos por el camino que
vamos, cada pobre, cada integrante de la clase media que mejore su calidad y
estándar de vida, muchas veces ayudado, financiado y educado con programas del
estado, erróneamente creerá que ha llegado el momento de mudarse de bando
contrario; poco a poco empezará a olvidar su origen y pretenderá que ha logrado
su objetivo de ascenso a la cúspide
social y económica.
Para ilustrar esta idea, me referiré
a una anécdota que escuché en Bolivia hace unos años. En ese país andino era común en décadas
pasadas el éxodo de los “Coyas” (habitantes del altiplano deprimido) hacia la
tierra de los “Cambas” (habitante de los prósperos llanos orientales, zona
ganadera y minera). Cuenta la anécdota
que dos indiecitos coyas en camino rumbo a la tierra de los cambas tenían que
cruzar el último escollo, un rio caudaloso que los separaba de su anhelado
destino. El indiecito que sabía nadar
obviamente se adelanta y sale a la otra orilla antes que su compañero, y al voltearse y ver que el otro aun batalla con la
corriente, en vez de ayudarle, le grita ¡TU COYA, REGRESATE A TU TIERRA!
Vital es la formación ideológica para garantizar la evolución del proceso BOLIVARIANO.
Viviremos y Venceremos!
Samuel Contreras
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