El Gritón: Voz revolucionaria

miércoles, 5 de junio de 2013

El rostro humano de Marx y Chávez

Por DILIA CECILIA ARDILA RIVERO
YVKE Mundial/Ciudad Caracas

Parece ser una tradición inquebrantable de los medios de difusión privados difamar y vilipendiar a los grandes referentes de la Revolución que han impreso en la historia del mundo un legado emancipador y altruista.
Sin embargo, la labor repugnante de tiznar la reputación eximia de aquellos hombres y mujeres, que han dedicado sus vidas a luchar por las causas más nobles y justas, en la búsqueda ineludible del rescate de la condición humana, carece de credibilidad ante los pueblos del orbe que despertaron sus conciencias para siempre.
ATAQUES INCESANTES
A pesar de que Carlos Marx y Hugo Chávez fueron grandes ideólogos que vivieron diferentes épocas y realidades históricas, ambos fueron víctimas de satanizaciones por parte de sus detractores que aplicaron las estratagemas más malévolas de sus épocas. Ejemplo de ello fue el intento de inocular en la población los prejuicios cognitivos, que consisten en distorsionar la manera en la que los humanos perciben la realidad.
Prejuicios cognitivos como el efecto diablo o en inglés devil effect, que consiste en demonizar características específicas de una persona, producto de una impresión general negativa sobre esta, fueron las artimañas que utilizó el fascismo para intentar desprestigiar y desdeñar esas luchas a favor de todos los pueblos que son explotados y oprimidos.
No obstante, esos intentos fueron en vano, tanto Carlos Marx como Hugo Chávez son recordados por millones de personas como dos hombres, que ni en los últimos momentos de sus vidas dejaron de luchar contra su principal enemigo: el Capitalismo.
La burguesía internacional, quien ha reído y festejado la lamentable muerte de estos venerables personajes, vivirá por siempre con la temible frustración de no haber podido exterminar sus legados, que continúan recorriendo los rincones más inhóspitos de las latitudes de nuestro planeta.
SUS VIDAS
Luego de tres días de haber fallecido Marx, el 17 de marzo de 1883, su gran compañero de lucha, Federico Engels, declamó un inolvidable discurso ante su tumba, y entre sus maravillosas palabras que describieron la obra y vida del padre del comunismo aseguró que “muy pronto se dejará sentir el vacío que ha abierto la muerte de esta figura gigantesca (…) La lucha era su elemento. Y luchó con una pasión, una tenacidad y un éxito como pocos.(…)Por eso, Marx era el hombre más odiado y más calumniado de su tiempo. Los gobiernos, lo mismo los absolutistas que los republicanos, le expulsaban. Los burgueses, lo mismo los conservadores que los ultrademócratas, competían por lanzar difamaciones contra él. Marx apartaba todo esto a un lado como si fueran telas de araña, no hacía caso de ello; sólo contestaba cuando la necesidad imperiosa lo exigía. Y ha muerto venerado, querido, llorado por millones de obreros de la causa revolucionaria, como él”.
Cualquier parecido de la descripción que hizo Engels sobre Marx con la vida de Hugo Chávez, es mucho más que una casualidad. Efectivamente, después de más de un siglo, aún sentimos el vacío que nos dejó la desaparición física de “Mohr” (apodo de Marx utilizado por sus familiares y amigos íntimos) pero también, hoy un profundo vacío embarga a Venezuela y el mundo por la muerte de nuestro Comandante Eterno.
Chávez también fue el hombre más calumniado de su tiempo por la burguesía y la oligarquía rancia de nuestros país, y sabiamente como hizo el gran revolucionario alemán, jamás le dio importancia a la mayoría de los insultos putrefactos, que sólo podían ser inventados por quienes le adversaron.
Y así falleció: venerado, querido y llorado por millones de personas que compartimos su ideal admirablemente revolucionario.
En el libro Marx, Engels y la condición humana, del escritor y activista político cubano Armando Hart, se incluyen algunas notas dispersas de Eleanor Marx, hija del brillante autor de El Capital, en las que describe la verdadera personalidad de su padre, y desmiente muchos de los rumores que consideró leyendas divertidas.
“Muchas historias se han contado sobre Carlos Marx (…) Pero, después de todo, para los que conocieron a Carlos Marx, ninguna leyenda es más divertida que esa muy difundida que lo pinta como un hombre moroso, amargado, inflexible, inabordable, una especie de Júpiter Tonante, lanzando siempre truenos, incapaz de una sonrisa, aposentado indiferente y solitario en el Olimpo. Este retrato del ser más alegre y jubiloso que haya existido, de un hombre rebosante de buen humor, cuya cálida risa era contagiosa e irresistible, del más bondadoso, gentil, generoso de los compañeros, es algo que no deja de sorprender —y divertir— a quienes lo conocieron”.
“Pero era en su relación con los niños donde Marx era quizás más encantador. No ha habido compañero de juegos más agradable para los niños (…) El amargado Júpiter Tonante no pasa de ser una imaginación burguesa”.
Gracias a sus allegados, amigos y familiares, el mundo entero pudo conocer la verdadera cara de aquel ser que muchas veces fue tildado de “comunista come niños”, irrisoriamente, eran los niños los que más se acercaban a Marx, como lo dijo su hija Eleanor.
Y es que aparentemente los niños tienen el increíble don de detectar los corazones puros, pues ya volviendo a nuestros tiempos, siempre fue admirada y hasta envidiada esa conexión que lograba Chávez con los infantes. Durante sus experiencias contadas y actividades públicas tan espontáneas con ellos, sólo se respiraba amor en el ambiente.
María Gabriela Chávez, hija del segundo libertador de Venezuela, dedicó conmovedoras palabras a su padre durante su funeral de Estado, que reflejan parte importante de su vida personal: “Tu alma es tan infinitamente inmensa que ese cuerpo te quedó pequeño y sencillamente tuviste que volar y ser libre. Te lo dije viéndote a los ojos pocos días antes de tu partida, eres un gigante (…) Gracias por tanto amor de padre, gracias por tu constante ejemplo, gracias por tu risa, gracias por tu llanto, gracias por tus canciones, gracias por tus bailes, gracias por tantas alegrías, gracias por tu absoluta y eterna entrega, pero, sobre todo, gracias, Comandante por devolvernos la Patria”.
¿Parece esta descripción la de un dictador, como dice la prensa internacional de derecha? Sencillamente: ¡No!
El amor siempre fue la fuente de inspiración de todas sus acciones. Estas breves descripciones han mostrado parte del Marx y Chávez padre, esposo y amigo. Ciertamente, como dijo Ernesto Che Guevara “…el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor. Es imposible pensar en un revolucionario auténtico sin esta cualidad”.
Gracias a ambos por amarnos infinitamente y entregar sus vidas a la causa revolucionaria. No los defraudaremos y jamás desmayaremos en la lucha que ustedes nos han dado en herencia. ¡Los pueblos del mundo unidos estamos destinados a vencer!
Las contribuciones de Marx y Chávez vivirán a través de los siglos, y con ellos su obra.

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